Por tercer año consecutivo, estoy encantada de estar de nuevo en el Parrandón Navideño que Angélica, del blog Bizcochos y Sancochos creó para compartir recetas, ideas navideñas, a la vez que descubrir nuevos blogs, algunos ya blogs amigos a partir de este Parrandón. Este año, además, se trata de subir una receta familiar o regional navideña, así que he reinventado un canapé, con el mismo relleno que hago en casa, pero con distinta presentación, pues lo poco que hacíamos en casa para estas fechas regularmente, ya lo tengo subido al blog.
Y es que, una vez, comenté en el blog, que yo había crecido en un lugar sin tradiciones, cosa que sorprendió mucho y que la mayoría pensaron que exageraba, menos la gente que realmente me conoce, que me lee y sabe que todo lo que escribo es cierto, y a veces, hasta me quedo corta. Y es cierto, viví en un lugar sin tradiciones. Yo fui a vivir al Pantano de Contreras, con tan sólo unos meses de vida, era un poblado (con tan sólo 14 grupos de casas) recién construido, exclusivamente para las familias de la fábrica de cementos, Portolés y Cía, el pueblo no tendría más de 10 años de vida, aunque ignoro realmente si tenía menos o algo más, y casi todos los vecinos venían de regiones distintas del país. En mi calle, por ejemplo, había vascos, maños, andaluces, extremeños...No había jubilados ni gente mayor, todos estaban allí precisamente porque trabajaban y por eso también, era un pueblo con muchos niños y de ahí que tuviéramos un hospital donde las mujeres daban a luz y otros avances técnicos (como RX, oftalmología y demás), o un cine-teatro, para precisamente, los hombres no tuvieran que dejar de trabajar para ir a ciertos especialistas o para distraerse en el propio lugar.
Sí teníamos unos días de fiesta, para la Virgen del Pilar, porque era nuestra ermita, y teníamos la virgen en ella, pero entonces no la sacábamos en procesión, yo no descubrí qué era una procesión hasta que no fui a vivir a otro lugar. Tampoco hacíamos nada especial en Semana Santa, ni celebrábamos ningún santo. Para ser más exacta, el domingo de ramos el cura traía unas ramitas de olivo que bendecía, y sí que celebrábamos un santo, San Antón, pero nunca fui consciente de ello mientras viví allí, para mí ese día era siempre el Día de las Hogueras, y normal que lo celebráramos, estábamos rodeados de pinos, así que la materia prima la teníamos por todos lados.
Allí las tradiciones, eran más bien de forma individual, cada uno en su casa, la que tuviera. Pero en este lugar, mi madre si que aprendió a cocinar diferente, mi padre, con su trabajo en la fábrica, ya no era tan pesado y empezó a hacer nuevas recetas que desconocía, gracias a las ideas de las jóvenes vecinas. Ahí aprendió a hacer macarrones o canelones, por ejemplo, ya veis, algo tan cotidiano hoy en día y que ella desconocía por completo. También aprendió a hacer la tarta de la abuela con galletas, una tarta que es el vivo recuerdo de mi niñez. Dejó de hacer esas comidas tan pesadas a la que estaba acostumbrada, para "modernizarse" en la cocina. Aunque, si os digo la verdad, no recuerdo que hiciera nada especial en navidades mientras vivimos allí (y eso que nos fuimos a vivir a otro lugar cuando yo ya tenía 21 años). Fue cuando fuimos a vivir a otro pueblo, esta vez sí con tradiciones, cuando creamos una rutina para navidad y la de probar cosas nuevas, siempre era nuestra tónica.
La vida plena del Poblado de Contreras, creo que no duró más de 30 años (desconozco el dato exacto), a partir de ahí, la fábrica se vendió, al poco se cerró y todos fuimos dejando el lugar para marcharnos a lo que era la vida real, porque hasta que no dejamos ese lugar, no comprendimos que habíamos vivido en un lugar distinto al resto, donde el tiempo estaba parado, pero donde fuimos felices y sólo otros niños que habían vivido en un lugar parecido, pueden comprender qué suponía haber vivido en un lugar así. El resto, puede que sigáis pensando que exagero, pero yo viví en un lugar sin tradiciones y yo fui una niña salvaje (y con mucho orgullo).
¡¡Feliz Parrandón Navideño!! (Si pincháis la fotografía del Parrandón, podréis conocer las recetas de mis compañeros).
¡¡Feliz Parrandón Navideño!! (Si pincháis la fotografía del Parrandón, podréis conocer las recetas de mis compañeros).
INGREDIENTES: 12 canapés DIFICULTAD: Fácil PREPARACIÓN: 40 min COCCIÓN: 3 min
-1/2 bolsita de lechuga variada
-6 palitos de surimi
-75 gr de mayonesa
-50 gr de mantequilla
-6 hojas de masa brick (o de masa filo)
1. Primero, vamos a trocear finamente la lechuga variada y los palitos de surimi.
2. Trasladamos el surimi y la lechuga troceada a un bol al que añadimos la mayonesa. Mezclamos bien y reservamos.
3. Precalentamos el horno a 200º C. Mientras se calienta el horno, derretimos en el microondas la mantequilla cortada en trocitos hasta que esté bien fundida. Con ayuda de un cuchillo afilado, cortamos tres hojas de masa philo (una encima de la otra) a lo largo haciendo tiras de 4 cm de ancho. Hacemos lo mismo, con las otras tres hojas.
4. Con la mantequilla fundida, pincelamos las hojas de masa brick. Sólo hará falta pincelar la primera capa de arriba con mantequilla.
5. Coger las tres capitas juntas de masa y enrollar en dos dedos un poco separados para que quede un hueco y podamos rellenarlas.
6. Vamos depositando los rollitos en una bandeja forrada con papel de horno. Hornear a 200ºº C con calor arriba y abajo sobre 3 minutos o hasta que los rollitos de masa brick estén un poco dorados.
7. Una vez horneados, los dejamos enfriar del todo en una rejilla.
8. Una vez fríos, los rellenamos con cuidado de que no se rompan con la mezcla de lechuga, surimi y mayonesa. Los podemos rellenar con antelación al momento de servir, pero no mucho más de una hora para que no se humedezca la masa brick y sigan crujientes.
NOTA: no le pongas menos de tres capas juntas de masa filo, o al hornearse se aplanarán por falta de cuerpo. Lo ideal es poner tres capas juntas para que aguanten más o menos la forma. Si utilizáis masa brick, seguramente que con dos capas tendréis suficiente y no se os deformará al hornearse.
¡Oh! Isabel, qué bonito bocadito. Me encantan estas cosas ligeras y refrescantes, porque cuando en estas fechas se come tanto, precisamente es cuando menos como yo, el estrés de todos los preparativos previos, y la noche en cuestión me hacen un nudo en el estómago y solo como cuatro cosas ligeras, la mayoría frías porque me entran mejor. Seguro que este canapé le gustará también a mi marido, somos muy de cosas como estas, sencillas pero sabrosas. La idea de hacerlo con pasta brick es muy apetecible, le pone una nota crujiente, y no te resulta pesado como un hojaldre o una tartaleta de pasta brisa.
ResponderEliminarYa conocí tu historia de la infancia, recuerdo que lo has contado alguna vez. No me parece que por el hecho de vivir en una aldea apartada y sin tradiciones fueras una niña salvaje, ¡ja, ja, ja! Más bien una niña ñibre, que se ha hecho a sí misma, y que has tenido la capacidad una vez siendo adulta, de mantener y crear tu propio mundo de tradiciones, con tus propias recetas, y sin imposiciones. A mí me gusta todo lo que haces, ya lo sabes, y no puedo ser objetiva, pero creo que no necesitas que nadie te haya transmitido una serie de costumbres para saber disfrutar del momento, "Carpe diem, tempus fugit"
Riquísima tu aportación al Parrandón, creo que este año, se está superando porque todo está delicioso.
Besitos, y nos vemos en la fiesta.
¡¡Hola Concha!! Es cierto, ya conté un poco de mi niñez salvaje, ja, ja, y lo de vivir en un pueblo sin tradiciones, y también recuerdo me muchos me dijeron que no había pueblo sin tradiciones, y que seguro que no recordaba porque era pequeña, pero nada más lejos de la realidad, me fui con 21 años, así que no está claro, que ya es una edad para recordar. No fue hasta que cambié de pueblo, cuando me di cuenta lo distinto que había vivido todos esos años y la forma tan peculiar.
EliminarEste relleno de canapé, tan sencillo, pero que triunfa en mi casa, es el que más le gusta a mis sobrinos, normalmente lo pongo en un cuadradito de pan de molde, pero en esta ocasión lo he reinventado para el parrandón, en el que coincido contigo, en que este año, se supera, las recetas están siendo todas de 10. Besitos.
Que buena idea! Me encanta la presentación de estos canapés con otra masa distinta a la de hojaldre, que me encanta, pero que solo por la originalidad merece la pena probar. Me parece una receta fantástica para esta Navidad. ¡Besos!
ResponderEliminar¡¡Muchísimas gracias!! Sí, es una textura distinta al hojaldre, en esta ocasión es muy crujiente y lo bueno es que se puede preparar con antelación. Besitos.
EliminarHola Isabel ! ya nos habías hablado de tu niñez y salvajismo jaja ,que no creo yo que fuese tanto , simplememte vivías feliz , ese canape me encanta como dice concha es mas ligero que si fuese con hojaldre y queda muy bonito , un acierto total y ademas tiene pinta de estar muy rico
ResponderEliminarbesitos
Ja, ja, que sí Mary, era salvaje pero educada, que es compatible aunque no lo parezca.
EliminarYa tenemos el menú ideal para estas navidades, los croquetas de Concha, mis canapés de surimi y ese rico costillar que nos has preparado. Besitos.
Me ha parecido curiosa la historia de tu infancia y adolescencia, además de bonita, creo que debe crearse un buen ambiente en una aldea ocupada por familias en las mismas condiciones y con la misma intención, trabajar y conseguir un futuro para los suyos. Lo de las tradiciones está bien, algunas, y si no, las creamos a nuestro gusto, como has hecho tú con estos canapés, una vez que se instalen en el paladar de tus comensales, ya no podrás dejar de hacerlos. Me han gustado mucho, y eso que con la masa brick no me llevo lo que se dice bien, pero quien algo quiere, algo le cuesta y estos detalles luego son los que te dejan por buena anfitriona. Ahora mismo me está apeteciendo coger uno, o dos, que ya puestos...
ResponderEliminarUn beso.
Isabel me encanta tu historia. Ya la conocía, recuerdo además que bromeamos con lo de niña salvaje y hubo una persona la mar de ofendida, pero no ha sido hasta leerte hoy que esa ofensa tan enorme se me había olvidado.
ResponderEliminarHay zonas, e incluso familias, que no tienen las costumbres o tradiciones que asociamos a determinadas fechas. La televisión ha hecho un flaco favor a lo que debe ser la navidad, parece que todo debe ser a lo grande desde la decoración, a los menús, la familia reunida en torno a la mesa o los regalos y en la vida real puede que en muchas casas sea así pero en muchas otras no lo es. Y no es mejor ni peor. Es simplemente diferente. Y todo se debe aceptar y respetar sin cuestionar o comparar.
Un placer encontrarte de nuevo en el parrandón. Yo llevo esta semana sin poder pasar por las cocinas, he hecho un huequito esta tarde y no podía faltar a tu receta, que me perdonen todos aquellos blogs que han publicado antes pero he empezado la casa por el tejado.
¡Besos mil!
Me encanta cuando cuentas tu historia, bueno ya nos habías contado algo en otra ocasión, hay valla con la niña salvaje, me hace gracia, pues anda que no eras feliz tu en ese modo de vida, aunque supongo que te acostumbrarias pronto a nuevos cambios.
ResponderEliminarMe encantas los canapés que has preparado son unos bocados crujientes con un rico relleno en su interior, tomo nota de la receta.
Un beso preciosa y feliz puente si es que lo haces.
Hola Isabel!!
ResponderEliminarPues yo te creo perfectamente, mira en mi casa si había tradiciones, lo malo es que a mi madre la cocina lo muy justito le gusto siempre, y siempre se hacia lo mismo en navidad y demás fiestas, es verdad que tampoco el dinero sobraba, y no se preocupaba por ningún menú, ella a lo practico y siempre las mismas cosas, tampoco se hacian canelones en casa, a lo mucho macarrones y nada más. En el pueblo si habia y hay tradiciones, eso lo recuerdo de toda la vida y por navidad ibamos todos los niños a misa y recuerdo el cura dándonos bollitos con chocolate, yo era la más feliz del mundo jaja.
Tus canapes me han encantado, esa pasta crujiente co esa especie de ensalada fresquita están para comerlos a pares, estes se vienen conmigo, igual salen a la mesa estas fiestas.....Besss
Querida amiga: Te he leído atentamente y me ha gustado mucho esta entrada, destapas tu corazón de la forma más sencilla y sincera, tal cual yo me he imaginado que eras por la forma de expresarte desde que he tenido la suerte de descubrir tu espacio.
ResponderEliminarSeguramente estoy pasando una etapa demasiado sensible y, por esa razón, al leer lo que has escrito sobre las tradiciones, me has llegado al corazón.
En mis tiempos había estudiado que la tradición es el conocimiento que se tiene de las cosas pasadas.
Y lo cierto es que tú tienes más mérito ya que tu tradición es vivida.
El recuerdo que tienes de tu madre cuando empezó a hacer aquella tarta de galleta, seguro que te parecería el mejor manjar del mundo y, no creas, pese a haber vivido en una provincia con tradiciones, la tarta de galletas, que también me hacía mi madre, aún perdura en mi recuerdo y me lleva a una etapa de mi existencia que no quisiera olvidar.
En cuanto a ese rico aperitivo, puede que no lo olvide y esté en mi mesa en Navidad, si es que este año tengo ilusión para experimentar en la cocina, pensaré en mis hijos y nietos que ellos no desean verme triste.
Abrazos.
kasioles
Hola Isabel!! Me ha encantado la receta, sencilla y de lo más vistosa perfecta para celebrar la navidad.
ResponderEliminarAunque en tu infancia no hubiera muchas tradiciones de comida o celebraciones especiales se nota que viviste felíz y disfrutaste con tu familia y del lugar que vivías, eso hace que recuerdes con cariño la época vivida ;)
Besos, Ángela
Hola Isabel!
ResponderEliminarQue rica receta, es una buena idea para estos días de fiestas.
Que bonita historia, de nota que fue una bonita época para ti.
Un besazo
Uauuu Isabel!!! Qué maravilla de entrante, te voy a copiar la idea de estos "turulillos" el relleno...ya veremos lo que meto. Tu historia me ha hecho recordar a la infancia de alguna de mis amigas que también vivían en poblados, en este caso los que construía Iberdrola (no sé si se llamaba así por aquel entonces) cerca de los pantanos y que luego se construían centrales hidroeléctricas. Eran poblados bonitos, en parajes igualmente hermosos, parecían estampas navideñas todo el año, rodeados de grandes bosques y con los lagos a los pies. Entiendo tu nostalgia por aquel tiempo felizmente vivido. Un enorme abrazo.
ResponderEliminarMadre Mía!!! Si hasta aperitivo tenemos en el parrandón.
ResponderEliminarEsto si que es una maravilla!! Son unos rollitos de lujo con ese relleno. Espectacular!!
Besos
Hola Isabel. He leído con suma atención tu historia, creo que ya la habías comentado en otra ocasión y siempre es bonito recordarla. Yo, al contrario que tú, aunque no haya vivido en un poblado sí que recuerdo las tradiciones del pueblo donde nació mi padre y al que íbamos tanto en verano como en Navidad. Y las recuerdo porque esas cosas no se olvidan y tú lo mencionas, quizás no hubiera tradiciones en ese poblado aunque algunas cosas dices, seguro que eran unas vivencias un tanto distintas debido, es posible, a no ser un lugar fijo y estar poblado por personas de distintas procedencias. Lo de niña salvaje jj me ha llegado al alma jj. No te considero como tal jj.
ResponderEliminarEn cuanto a estos canapés decirte que tienen que estar muy ricos. Un relleno delicioso y que me gusta mucho y que con esa masa, que todavía no he usado, deben estar sensacionales.
Unas fotos maravillosas, algo que no es raro ya que nos tienes acostumbrados a ello.
Que tengas un estupendo fin de semana.
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarIsabel, me ha parecido al principio una historia de Navidad, luego me he ido dando cuenta que era real, que estabas contando tu infancia en el poblado de Contreras, me ha encantado con la sencillez que has descrito todas esas vivencias. Nunca he sabido cómo era la vida de esta manera ya que no he conocido a nadie que viviera en ellos. Se deben haber hecho lazos increíbles de amistad y compañerismo siendo tan pocos vecinos y tantos niños como cuentas. Muy bonita esta preciosa historia de vida.
ResponderEliminarHablando ahora de tu aperitivo té diré que me ha gustado mucho. Al decir varias capas (tres) de masa brick, ¿cuántas vienen en el paquete? O ¿de qué marca son? Yo normalmente utilizo la masa filo, pero no me hace quedado muy claro.
Un aperitivo estupendo y seguro que para cualquier día del año se agradece. La combinación no falla.
Muchos besos y feliz Parrandón
Isabel me parece maravillosa tu infancia, en aquel pueblo tan único, la verdad que es poca la gente que tiene una experiencia así y me parece un lujo poder vivir una experiencia tal cual, libre de preconceptos, con la libertad de hacer lo que les gustará, con la mezcla de diferentes personas procedentes de muchos lugares lo que se hacía era algo diferente, pues más que salvaje coincido con Concha y Patty, serías libre y los lazos de amistad serían grandes. Estos canapes los veo en las novenas que hacemos en casa, donde se turnan las diferentes familias para ir a las diferentes casas y llevar algo para picar, estos canapes están deliciosos, la masa filo me encanta, un Parrandón de encuentro de cocinas queridas que me encanta. besitos
ResponderEliminarQue buena idea de canapé, es crujiente y fresco, se ve muy resultón.
ResponderEliminarLeyendo tu historia me has recordado lo que nos ha pasado a muchos, mis padres veían cada uno de su pueblo y para ellos la Navidad no eran algo que se hiciera por todo lo alto, las recetas en nuestro caso eran sencillas, sin muchos gastos, no se celebraban los santos y tantas fiestas, eso no lo entendí hasta que me hice mayor, cuanto entiendes un poco su historia.
Besitoss
Isabel, enamorada de tu historia y de tus canapés por supuesto. Que bonita historia hay cosas que en la niñez obviamos o creemos que son así porque si y así lo asumimos, como lo que dices de no tener tradiciones. Te entiendo un poco en el sentido que al dejar mi país en principio solo para estudiar, y luego decidir comenzar mi familia tiene un poco de eso. Si que uno trae sus tradiciones pero el comenzar desde cero en otro lugar con otras tradiciones... en un principio es un poco confuso qué adoptar como tradiciones y hay un pequeño limbo en el que vas probando una cosa y otra hasta encontrar las tuyas propias. Mi marido es dominicano y yo venezolana viviendo en tierra neutra España, nos ha llevado algún tiempo decidirnos de forma natural que tradiciones tomar de cada país y del que vivimos. Pero al final es una experiencia tan enriquecedora, que me imagino que cuando tu has sido consciente de tus "niñez" tu pensar es algo distinto, esas vivencia te hacen crecer y ver desde un punto de vista distinto que no todos ven. Mira que siempre te pierdo la pista después del parrandón, este año intentaré tenerte vigilada je je je.
ResponderEliminarUn abrazo grande y feliz parrandón!
Me encanta tu idea y me la llevo para estas fiestas! Yo suelo hacer un relleno con surimi y huevo que le va genial a tu idea de los rollitos. Se ven muy vistosos y ricos! Estupenda aportación al parrandón!
ResponderEliminarHola Isabel. Voy poco a poco visitando las recetas del Parrandón y ahora llego aquí y te leo. No sabía nada sobre la vida en el pantano de Contreras y me alegra saber que fuiste feliz en tu infancia y adolescencia. Es una zona muy bonita. Yo hace años, estuve alojada por allí, aunque la experiencia del sitio, no fue muy buena, pero sí el entorno.
ResponderEliminarTu receta remodelada es elegante y vistosa. Me gusta la masa brick y filo. Una genial idea para disfrutar comiendo más de uno como entrante.
Besos y gracias por pasarte.
¡Hola Isabel! Que bonito es leer historias de la vida misma de gente que quieres y aprecias... Me ha encantado leer la tuya y conocerte aún más... Seguro que fueron años diferentes... pero entrañables... Los canapes te han quedado de lujo... nunca he hecho nada con esa masa... te puedes creer? A ver si me animo estas navidades y la pruebo... porque me encantan como te han quedado... Besos mi niña
ResponderEliminarHeme aquí, Isabel!! Yo recuerdo que comentabas alguna vez sobre tu historia de no tener tradiciones, pero creo que esta vez lo has detallado mas y leyéndote me parecía como una película.
ResponderEliminarA mi me está sucediendo que mis tradiciones no las estoy viviendo a plenitud, trato de mantener todo lo que pueda, pero el hecho de no tener mas familia o una comunidad venezolana cerca, no es lo mismo; pero tampoco esto adoptando las de aquí; es un poco extraña la situación, me siento medio salvaje como tú, jaja!
Deliciosos estos canapés, se ven tan fresquitos, entre conversa y conversa con las chicas del parrandón me comería mas de uno, jaja!
Mil gracias por participar como siempre con tanto cariño y entusiasmo, desde ya invitada a la edición del próximo año!!
Muchos besos!!
Hola Isabel!
ResponderEliminarEstos canapés son un bocadito al que todos nos apuntamos, qué buena forma de empezar la comida! Sí, yo también me acuerdo que en otra ocasión comentaste lo de las no-tradiciones del pueblo de tu infancia, pero mira si fuiste feliz y libre como un pajarillo ¡estupendo!
Muchos besos, y que pases un feliz fin de semana!
Hola!! yo quiero estos canapés, jeje que llega la hora del aperitivo y el hambre asoma. Más viendo lo apetecibles que son tus canapés, tradiciones o no-tradiciones de niña salvaje como explicas, y a mucho orgullo, pues ole tus canapes para el parrandón, un beso!!
ResponderEliminarSeguro que tuviste una infancia muy feliz, diferente pero feliz. Y estos canapés son bonitos y originales, perfectos para una mesa navideña.
ResponderEliminarBss
Hola!! ya he llegado a disfrutar de todo lo que cuentas, te imagino en aquel poblado o aldeíta siendo feliz, libre de verdad como deieran crecer muchos niños. No tendrías tradiciones pero ahora tienes las propias y las que realmente te has creado para tí y tu familia. Sin duda este aperitivo es riquísimo y seguro que siempre te pedirán todos , las recetas exquisitas que preparas para Navidad. me algro de tenerte en el parrandón que se está conviertiendo en una tradición navideña. Un beso peciosa!!!
ResponderEliminarTe entiendo perfectamente porque mi niñez fue muy parecida a la tuya, pero muchísimos años antes. Del pueblo donde me crié no queda casi nada.
ResponderEliminarBueno, y los canapés los veo que están diciendo cómeme.
Un beso.
Hola Isabel, me ha encantado leer tu historia a la que he puesto mucha atención, no se me había ocurrido pensar nunca en como sería la vida en esos pueblos que se crearon con un fin, en él que habría un conglomerado de tradiciones, costumbres y vivencias probablemente muy diferentes.Debió ser muy bonito y enriquecedor sobre todo para la vida de un niño. ¿Salvaje dices?, probablemente libre y feliz, cogiendo prestadas unas y otras vivencias que irían forjando tu carácter. Una historia muy bonita.
ResponderEliminarEn cuanto a tus rollitos sencillos, pero apetitosos y con una presentación de diez, pero me queda una duda, ¿al cogerlos no se cae el relleno, ya que por debajo no tienen nada, o no lo he entendido bien? Un beso
Isabel, qué historia que nos cuentas, es realmente curiosa, realmente sorprende, incluso percibo que pones algo de humor cuando la escribes, aunque realmente no sé si es tu intención. El caso es que eres la persona que eres seguramente también por todo aquello que viviste, aunque lo de "niña salvaje" ya nos habíamos dado algo de cuenta jajaja
ResponderEliminarMe ha encantado tu propuesta, además de rica la veo muy vistosa. Estaba pensando que quizás con un poco de atún...
Abrazos y buena semana!!
Querida amiga: Las palabras que has dejado en mi espacio han logrado con me sienta arropada con mucho cariño. Mil gracias por ellas y por el sentimiento que encierran.
ResponderEliminarSé que entiendes mi estado de ánimo y muchas personas no comprenderían como es posible que haya llegado a querer tanto y me afecte de esta forma, a una persona que no he tenido la suerte de conocer. Ella vivía en inglaterra y me conoció a través de mis escritos en el blog, desde ese momento, no dejó de comentarme y de llamarme todos los días por teléfono, créeme que la voy a echar mucho de menos.
Intentaré sonreír en estas Navidades, yo también pido todo lo mejor tanto para ti como para el resto de tu familia.
Estoy convencida de que nos unen sentimientos similares.
Te dejo un fuerte abrazo con todo mi cariño.
Kasioles
BUENOS DIAS AMIGA QUE BUENA IDEA ME DISTE PARA LA MESA DEL 24 DE DICIEMBRE LOS DARE COMO PASAPALO TUS RECETAS SON FACILES Y RESUELVEN A LA HORA DE UN APURO YA Q MI FAMILIA ES MUY GRANDE SOMOS APROXIMADAMENTE 45 QUE PASES UNA FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO ANO 2019 MUCHA SALUD Y BENDICIONES
ResponderEliminar¡¡Muchísimas gracias!! Espero igualmente que pases una Feliz Navidad y que el 2019 sólo te traiga buenas cosas. Un abrazo.
EliminarHola Isabel, estos bocaditos con la masa filo y ese relleno tan fresco me parecen una auténtica delicia .A veces los bocaditos son pesados por la masa o por que llevan mucha grasa, así que combinar alguno de ellos más ligeros compensa con los otros. Me han gustado. En la imagen han quedado divinos. Besos.
ResponderEliminarIsabel, la historia de tu niñez me ha sobrecogido... no sé, será que estos días estoy más sensible. Por un lado me ha parecido bonita y alegre, recordada con cariño, y por otra me da un poco de pena... pues no me imagino, cómo se puede vivir en un lugar tan apartado y sin tradiciones; claro todas las familias lleváis las vuestras... pero una vez allí, en el día a día no creasteis una tradición en común, a ver si me explico, que no teníais ninguna tradición como poblado, más o menos eso quiero decir. Pero se ve que recuerdas tu niñez con amor y cariño por aquellos tiempo, sobre todo los vividos en tu familia, por lo que cuentas de tu madre.
ResponderEliminarTus canapés me parecen sensacionales, me encantaría hacerlos, pues se ven muy fáciles y vistosos para la mesa navideña; ya sabes que el tema del surimi, fácilmente lo puedo sustituir por otro ingrediente y andando.
Te mando un abrazo grande y nos vemos pronto, querida.