Tarta de Membrillo y Calabaza

Sé que no a todos os gusta el membrillo, yo soy una de las que tampoco es muy consumidora de ellos, pero reconozco que últimamente le voy pillando algo más de gracia. Los hice en compota y no me desagradaron y en esta tarta, también me ha resultado interesante.

A mi padre si que le gustan mucho los membrillos, aunque él se los come fritos y con azúcar, y es de la única forma en la que los he comido, a parte del clásico dulce de membrillo. Y no me apasionan de ninguna de estas dos formas. El dulce de membrillo lo encuentro demasiado dulce, y fritos también los encuentro excesivos (luego, me puedo comer medio bote de Nutella a cucharadas, esto de lo excesivo, siempre es relativo, ja, ja).

De hecho, de esta tarta, lo único que me comí es la fruta, la base se me quemó un poco y a mí que no me gusta lo churrascado, opté por retirarle la masa brisa y comerme la fruta sola. Tiene un sabor interesante, la verdad, con esa suavidad de la calabaza y ese sabor algo más ácido de los membrillos. 

No es una tarta muy dulce, tenedlo en cuenta si la hacéis, es distinta, llena de fruta y con un sabor interesante. 

La he decorado con unos pistachos y azúcar glas, que le va muy bien al no ser tan dulce. 

Qué bien, ya estamos meteorológicamente también en otoño.

INGREDIENTES: 8 personas  DIFICULTAD: Fácil  PREPARACIÓN: 30 min   REPOSO: 30 min  COCCIÓN: 1 hora 

Masa sablé: (también puedes usar una masa quebrada de compra)

-200 g de harina

-50 g de azúcar

-50 g de almendra molida

-una pizca de sal

-125 g de mantequilla fría sin sal

-1 huevo L

Para el relleno:

-700 g de calabaza cacahuate

-2 membrillos

-1/2 limón

-1 cucharadita de canela en polvo

-4 cucharadas de miel (la mía de azahar)

-1 cucharada de pistachos pelados

-azúcar glas para espolvorear

1. En primer lugar vamos a hacer la masa sablé, aunque puedes optar por utilizar una masa quebrada de compra. Para hacer la masa pon en un bol la harina, el azúcar, la almendra molida, una pizca de sal y la mantequilla fría sin sal. Mezcla todo con las manos, deshaciendo la mantequilla entre la harina con los dedos hasta conseguir una textura tipo arena mojada 

2. Añade el huevo y mezcla con las manos hasta conseguir una mezcla homogénea, aunque no es necesario amasar en exceso. Forma una bola con la masa, envuelve en papel film y deja reposar en la nevera 30 minutos.

3. Mientras la masa enfría, vamos a preparar el relleno. Pela la calabaza y corta por la mitad y haz rodajas muy finas con un cuchillo bien afilado. Lava los membrillos y pélalos. Corta en cuartos y retira el corazón y las pepitas. Restriega el medio limón por los membrillos para que no se oxide en exceso. Filetes también finamente con el cuchillo.

4. Enharina una superficie de trabajo y pon la masa sablé que teníamos reservada en la nevera y extiende con un rodillo enharinado igualmente. 

5. Engrasa un molde rectangular de unos 16x26 cm de diámetro. Pon la masa en el molde y acomoda bien con las manos retirando el exceso de masa. No dejes la masa muy al ras del molde pues suele encoger al cocer. Pincha toda la superficie y las paredes con un tenedor.

6. Precalienta el horno a 175° C. Pon las láminas de calabaza y membrillo dentro del molde alternando las capas, como se ve en la foto, en dos filas.

7. Espolvorea las láminas de fruta con la canela en polvo y riega con la miel. Hornea a 175° C con calor arriba y abajo durante 1 hora. Cubre el pastel con papel de aluminio cuando veas que empieza a dorarse para que la masa no se queme.

8. Una vez horneado, saca del horno y espolvorea por encima con pistachos troceados y con azúcar glas. Sirve tibia la tarta o fría.