Reconozco que soy muy afortunada con las vacaciones, pues estoy desde el mes de julio disfrutándolas y aún me quedan. Eso sí, cuando empiece el trabajo, se acabaron los fines de semana y de poder cenar en casa entre semana. Pero todos los trabajos tienen una pega. También he de deciros, que cuantas más vacaciones se tienen, mayor es el síndrome postvacacional.
miércoles, 13 de agosto de 2014
miércoles, 6 de agosto de 2014
LUBINA CON SALSA DE COCO Y LIMA
Casi todo el mundo está deseando que lleguen estos meses veraniegos para disfrutar de una fantástica playa de aguas cristalinas, tumbarse al sol en una buena hamaca y notar como la brisa marina revolotea con nuestro pelo mientras nos dejamos relajar y sentir el placer de no hacer nada. Y es que todo eso suena fantástico.
Y como bien he dicho, digo casi, porque, hay una mínima parte de personas como yo (sí, reconozco que mínima), que ver una maravillosa playa está bien, pero para un rato, que le aburre muchísimo estar al sol (y como único fin ponerte roja como un cangrejo por mucha protección que lleves). Y luego está esa arena, que se te mete por todas partes, que aunque te duches, sigue apareciendo en los sitios más insospechados. Y eso sin hablar del agua salada, que sí, que es muy buena, con muchas propiedades, pero el escozor de ojos no te lo quita nadie... ya, ya sé que el cloro es casi peor.
Y como bien he dicho, digo casi, porque, hay una mínima parte de personas como yo (sí, reconozco que mínima), que ver una maravillosa playa está bien, pero para un rato, que le aburre muchísimo estar al sol (y como único fin ponerte roja como un cangrejo por mucha protección que lleves). Y luego está esa arena, que se te mete por todas partes, que aunque te duches, sigue apareciendo en los sitios más insospechados. Y eso sin hablar del agua salada, que sí, que es muy buena, con muchas propiedades, pero el escozor de ojos no te lo quita nadie... ya, ya sé que el cloro es casi peor.
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