El pastel que os traigo hoy, es una receta muy antigua, con ingredientes básicos, pues ya sabemos todos que hoy tenemos supermercados donde podemos encontrar miles de productos antes inexistentes o muy difíciles de encontrar. Y si no, sólo tenemos que oír a nuestras abuelas, con sus historias y sus cuentos antiguos, para saber que todo ha cambiado considerablemente, hasta las creencias. Mis abuelas murieron cuando yo era aún muy joven y nunca me hablaron de antaño o me contaron cuentos antiguos. Mi madre, en cambio, los cuentos que me contaba, ninguno hablaba de princesas, y cuando me contaba algo de su vida pasada, algunas cosas, era más parecidas a la Casa de los Espíritus de Isabel Allende, que a una vida normal.
Uno de los cuentos que nos encantaba tanto a mi hermana pequeña y a mi, era el de un lugar en el que ella y mi padre habían vivido un año después de casarse, y se llamaba El Duende. Mi padre, por aquella época, encontró trabajo como guarda en una finca inmensa entre el valle del río Guadalquivir, donde había un molino antiguo, con un canal que discurría por debajo de la casa, convirtiendo toda la finca en una isla. Cada vez que ellos hablaban del peculiar paraje, su nombre me llamaba poderosamente la atención.
Y mi madre, toda cargada de razón, me decía que se llamaba así, porque allí había un duende. Y claro, para mí un duende, era un ser pequeño de los cuentos que habita en los bosques.... Y tras las risas de mi hermana y mía procedía a contarnos la historia del pobre molinero y su familia que vivieron allí.
El molino no era lujoso en sí, y los habitantes tenían simples enseres, más las muelas de moler la harina y el cedazo (que servía como tamiz). Todo transcurría normal y placentero en la vida de estos molineros, cuando comenzaron cada noche, una serie de ruidos inquietantes y molestos. Las pocas cosas que los habitantes tenían, cada vez aparecían en un sitio distinto, como la poca ropa que tenían, el grano molido o el propio cedazo. Harto de tanto ruido, de no poder dormir por las noches y de que sus cosas estuvieran cada vez en un sitio, el molinero habló con su familia y decidió escapar una noche sigilosamente, para que aquel ente que les molestaba no supiera de su huida.
Tras la marcha aquella noche oscura por el bosque de aquél paraje, el asustado molinero, calló en la cuenta que le faltaba el cedazo, imprescindible para comenzar la vida en otro molino. El molinero confirmó su temor a su familia y su necesidad de volver a por él, cuando una voz aguda y chirriante se pronunció:
-No hace falta que volvamos, que ya me he acordado yo de traerlo.
Y ahí estaba, el duende, con su abrigo raído pegado al cuerpo, con ojos bien abiertos, mostrando el cedazo en las manos ante la incredulidad del molinero y su familia.
Así fue como el molinero decidió, que si el duende se iba a ir con ellos de todas formas allí donde fueran, mejor se quedaban en este paraje, donde ya tenían un trabajo y un techo. Así, todos los lugareños supieron que en aquella zona vivía un duende con una familia de molineros, y así llamaron al lugar.
Tengo que decir, que a pesar de la gracia que a mi hermana y a mi nos hacía esta historia muy verídica para mi madre, mis padres lo pasaron fatal mientras vivieron allí. El río una noche se desbordó y el agua inundó toda la casa estando ellos dentro, se salvaron porque se subieron a la parte superior de la casa hasta que, mucho tiempo después, vinieron a rescatarlos. Pero sus desdichas no acabaron ahí. Una noche, estando sola mi madre, embarazada de ocho meses, entraron a robar y aunque a ella no le hicieron nada, el susto que se llevó fue fatídico, pues pocas semanas dio a luz a dos gemelas idénticas, la primera nació viva, y cuando la segunda salió, se murió, y seguidamente, murió la primera. Era el primer embarazo de mi madre. Se marcharon de allí para siempre poco después, menos mal que esta vez el duende no se fue con ellos y todo cambió para mis padres.
El molino no era lujoso en sí, y los habitantes tenían simples enseres, más las muelas de moler la harina y el cedazo (que servía como tamiz). Todo transcurría normal y placentero en la vida de estos molineros, cuando comenzaron cada noche, una serie de ruidos inquietantes y molestos. Las pocas cosas que los habitantes tenían, cada vez aparecían en un sitio distinto, como la poca ropa que tenían, el grano molido o el propio cedazo. Harto de tanto ruido, de no poder dormir por las noches y de que sus cosas estuvieran cada vez en un sitio, el molinero habló con su familia y decidió escapar una noche sigilosamente, para que aquel ente que les molestaba no supiera de su huida.
Tras la marcha aquella noche oscura por el bosque de aquél paraje, el asustado molinero, calló en la cuenta que le faltaba el cedazo, imprescindible para comenzar la vida en otro molino. El molinero confirmó su temor a su familia y su necesidad de volver a por él, cuando una voz aguda y chirriante se pronunció:
-No hace falta que volvamos, que ya me he acordado yo de traerlo.
Y ahí estaba, el duende, con su abrigo raído pegado al cuerpo, con ojos bien abiertos, mostrando el cedazo en las manos ante la incredulidad del molinero y su familia.
Así fue como el molinero decidió, que si el duende se iba a ir con ellos de todas formas allí donde fueran, mejor se quedaban en este paraje, donde ya tenían un trabajo y un techo. Así, todos los lugareños supieron que en aquella zona vivía un duende con una familia de molineros, y así llamaron al lugar.
Tengo que decir, que a pesar de la gracia que a mi hermana y a mi nos hacía esta historia muy verídica para mi madre, mis padres lo pasaron fatal mientras vivieron allí. El río una noche se desbordó y el agua inundó toda la casa estando ellos dentro, se salvaron porque se subieron a la parte superior de la casa hasta que, mucho tiempo después, vinieron a rescatarlos. Pero sus desdichas no acabaron ahí. Una noche, estando sola mi madre, embarazada de ocho meses, entraron a robar y aunque a ella no le hicieron nada, el susto que se llevó fue fatídico, pues pocas semanas dio a luz a dos gemelas idénticas, la primera nació viva, y cuando la segunda salió, se murió, y seguidamente, murió la primera. Era el primer embarazo de mi madre. Se marcharon de allí para siempre poco después, menos mal que esta vez el duende no se fue con ellos y todo cambió para mis padres.
INGREDIENTES: 6 personas DIFICULTAD: Fácil PREPARACIÓN: 30 min COCCIÓN: 40 min
Para la masa:
-300 g de harina
-1/2 bolsita de levadura química en polvo
-125 g de mantequilla
-1 huevo
-1 yema de huevo
-150 g de azúcar
-una pizca de sal
Para la crema:
-1 litro de leche
-la piel de un limón
-1 ramita de canela
-6 yemas de huevo
-125 g de azúcar
-3 cucharadas de harina
-25 g de mantequilla
Y además:
-2-3 cucharadas de piñones
-azúcar glas para espolvorear
1. Primero prepararemos la masa: Tamizar la harina junto con la levadura en un bol amplio. Añadir la mantequilla cortada en trocitos y amasar con las manos hasta tener una textura de pan rallado. Incorporar el huevo, la yema, el azúcar y una pizca de sal. Amasar. Una vez integrado todos los ingredientes, formar una bola, envolverla en papel film y guardar en la nevera durante 30 min.
2. Ahora prepararemos la crema: Calentar la leche en un cazo junto con la piel del limón y la rama de canela.
3. Mientras, batir las yemas con el azúcar.
4. Tamizar encima las tres cucharadas de harina.
5. Verter un poco de leche caliente en el compuesto de las yemas de huevo e ir batiendo. Añadir un poco más para evitar que las yemas se cuajen.
6. Pasar lo del bol al cazo con la leche restante y volver a poner a fuego lento. Remover constantemente con ayuda de unas varillas hasta que la crema espese un poco. Retirar del fuego, quitar la piel de limón, la rama de canela y añadir los 25 g de mantequilla cortados en trocitos. Remover hasta que se funda. Dejar enfriar.
7. Precalentar el horno a 180º C. Sacar la masa de la nevera, estirar con ayuda de un rodillo en una superficie de trabajo previamente enharinada. Forrar un molde para tarta no muy alto con ella (previamente untado con mantequilla o poner papel sulfurizado). Pinchar el fondo y los laterales con un tenedor.
8. Distribuir encima la crema ya fría nivelando la superficie. Doblar los bordes de la masa hacia dentro de la tarta y espolvorear con los piñones. Hornear a 180º C con calor arriba y abajo durante 40 min. Sacar del horno, dejarla enfriar y guardar en la nevera hasta que cuaje. Antes de servir, espolvorear con azúcar glas.
Uffffff!!!, no sé que es peor, la leyenda o lo vivido por tus padres, y es que la realidad la mayoría de las veces supera a la ficción, de todos modos y afortunadamente tus padres superaron todo los infortunios acaecidos en el lugar que más que duende, yo lo llamaría el lugar donde nunca más volver, y el pastel para hincarle el diente y no parar. Besos Isabel y feliz semana!!
ResponderEliminar¡¡Hola Concha!! La verdad es que para mi madre fue una época horrible, y seguro que lo que le sucedió no tenía nada ver con el lugar. Pero contado todo lo que le sucedió junto, resulta muy inquietante. Hoy en día, ese molino es una casa rural, y por las imágenes que he visto, parece un lugar estupendo, pero claro, seguro que es un lugar donde ha habido penas y alegrías, como en todos los lados. Besitos.
EliminarJolín Isabel, vaya pasada de historia, estaba disfrutando de lo lindo con la misma, pensando: Isabel y otro de sus relatos de Halloween, pero es que al final me he llevado un hachazo en toda regla, bueno, dos mejor dicho y sin duda, la realidad supera siempre a cualquier ficción o leyenda que se cuente. Una amarga sensación que habrá que intentar contrarestar con este maravilloso pastel de piñones que me parece delicioso desde principio a fin y con una exquisita puesta en escena, como es habitual en ti. Gracias por compartir esta maravilla.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
¡¡Hola José Manuel!! Aunque mi madre siempre recordó todo lo que le pasó en aquel lugar, el nacimiento de sus cinco hijos restantes, creo que le compensó con creces aquella sensación de vacío que sintió al perder a mis primeras hermanas. A mi todo eso me queda muy lejos, pues todo esto pasó al principio de los años 60, y yo soy la cuarta de los cinco hermanos. Besitos.
EliminarMe alegro muchísimo que todo quede en el recuerdo, afortunadamente, el paso del tiempo amortigua sobre todo las malas experiencias, así que brindemos por un mejor futuro con una taza de chocolate bien caliente y una porción de este delicioso pastel. Un besote y feliz fin de semana!!!!
EliminarAl chocolate yo también me apunto! !! Ahí me has dado bien!!! Feliz finde a ti también.
EliminarHola guapa, acabo de encontrarte por casualidad, y al leer tu leyenda vi que eres Andaluza como yo, me ha gustadodo tu blog asi que aqui me quedo con tu permiso, y me hice seguidora, un beso
ResponderEliminar¡¡Hola Mamen!! ¡¡Muchas gracias por la visita y por quedarte!! Bueno, mis padres sí eran andaluces, pero como otros muchos emigraron y terminaron en un pueblo de Valencia, donde tiempo después nací yo. Besitos.
EliminarHola Isabel!! uff... la verdad que la historia del molinero me parecía muy interesante y misteriosa, pero cuando he seguido leyendo...siento muchísimo que tus padres tuvieran que pasar por esas situaciones tan difíciles, a veces la vida resulta ser muy injusta. En cuanto a la receta me parece un pastel delicioso!! además me encanta los piñones así que tengo que probar a cocinar este maravilloso pastel que nos traes hoy!! Un besazo
ResponderEliminarElena: Unas Gotas de Imaginación
¡¡Hola Elena!! Supongo que la mayoría de nuestros padres o abuelos tienen historias de luces y sombras. Afortunadamente, yo sólo lo conozco de oídas, y aunque el cuento (que para mi madre era verídico) del molinero me lo contó muchas veces cuando era pequeña, y luego oía como a mi hermana como se lo contaba, lo de mis hermanas gemelas no lo supe hasta que ya fui adolescente, pues no solía hablar de ello. Besitos.
EliminarEsta claro que muchas veces la vida supera con creces la leyenda, y en este caso aunque los principios fueron muy duros estoy segura de que lo tendreis todo superado al ser una familia numerosa y unida. La tarta de piñones para comer y no parar como todo lo que haces, biquiños.
ResponderEliminar¡¡Hola Viví!! Pues mi madre no hablaba mucho de aquél tiempo, realmente lo pasarían mal, pero como ninguno de mis hermanos ni yo habíamos nacido aún, a nosotros todo eso nos queda muy lejano. Supongo que todos nuestros antepasados tienen muchas cosas curiosas que contar. Besitos.
EliminarHola Elena, me ha gustado mucho la historia del duende hasta que he leído por lo que pasaron tus padres, me imagino que cuando sabes que es real no ves las historias como un cuento, menos mal que tus padres superaron esos años difíciles.
ResponderEliminarTu pastel me ha encantado, me parece una delicia y ya la tengo copiada que la tengo que probar.
Un besito y feliz semana.
¡¡Hola Manoli!! Pues me iba a quedar sólo con la historia del duende, a mí me resultaba muy divertida, pero de pronto me vino a la cabeza todo lo que mi madre me contó de aquél lugar mientras ellos vivieron allí, y mira, al final, lo he contado. Supongo que todos nuestros padres, en alguna ocasión de su vida han pasado por algún mal trance. Besitos.
EliminarMenuda historia.
ResponderEliminarEso si la tarta tiene una pinta increíble.
Un saludo :)
¡¡Gracias Marta!! Besitos.
EliminarChica tienes historias para escribir un libro y yo de tí lo haría porque seguro que lo plantearias igual de bien que te salen los pasteles. Menudo el que nos traes hoy, una maravilla, con su masa, relleno, piñones,...Con esa maña que te das para todo, está claro que llevas una artista dentro.
ResponderEliminarBss
Bueno, no te creas, no tengo tantas historias, tal vez han coincidido todas juntas, ja, ja. De todas formas, me divierto más cocinando que contándolas, pero ya ves, a veces se me escapan algunas cosas, ja, ja. Besitos.
EliminarMadre mia que historieta!! jolin mira que tus papis lo pasarón mal en aquel momento, menos mal que eso quedo atrás, si no !! que cosas vividas, escucharlas es una cosa pero vivirlas otra bien distinta supongo, me has dejado muerta!! bueno vamos con la tarta que esta divina, te quedo fabulosa, Isabel dios quiera que esta noche no sueñe con esta historia, madre de dios despertaría con un susto de muerte jeje...Bess
ResponderEliminar¡¡Hola Esther!! Mi intención no era asustaros, es más, la historia del duende siempre me ha resultado muy graciosa, pero mira, al contarla, me ha venido a la memoria todo lo demás, y me ha dado por contarla. Siempre me ha resultado más fácil contar las cosas en una página en blanco que a viva voz, y a veces, ja, ja, se me va la lengua. ¡¡No te preocupes, puedes dormir tranquila, el duende se quedó allí, ja, ja!! Besitos.
EliminarVaya historia que nos acabas de contar, al principio me gustaba el cuento, pero luego se ha empezado a poner tenebroso el cuento del duende y no me ha gustado lo pesado que se puso. Y la historia real de tus padres, me ha dado mucha pena. Menos mal que se fueron de ese sitio horroroso.
ResponderEliminarAhora para quitarnos este sinsabor, vamos con esa riquísima tarta que has hecho, que debe estar tremendamente rica!!!
Me la quedo.
Un beso
Ya ves, la realidad muchas veces supera a la ficción. Supongo que todos alguna vez hemos vivido algunas cosas desagradables que se han enlazado con otras y dan qué pensar. Afortunadamente, todo pasa. Besitos y gracias.
Eliminar!Jolines qué recuerdos! Si escribieras todas las historias que nos contaba mamá en un libro seguramente que eras best-seller, jajajaja. La receta y las fotos estupendas como siempre. !!!Sigue así!! Besazos.
ResponderEliminar¡¡Hola hermanita!! ¡¡Si las cuento nadie me creería, ja, ja!! Menos mal, que tú eres testigo de muchas de las cosas que cuento. ¡¡Me alegro que te haya gustado las fotos!! Besitos, Eva.
EliminarParece increíble que estas cosas sean reales y que la realidad supera a la ficción, pero son bien ciertas y lo que es admirable es el ánimo y la fuerza de tus padres .
ResponderEliminarLa receta es deliciosa y me imagino el olor que desprenderá este pastel en la cociana. Un beso grande guapísima!!
¡Hola Elisa!! ¡¡Y tanto que parecen increíbles!! A mi, porque me las contaba mi madre, y aún así, alucinaba. Besitos.
EliminarVaya Isabel! es un cuento de estos que igual te hacen gracia, pero desde luego de niña te podría dar miedo.. Oye que parece una historia de novela, jaja.. muy interesante.. La verdad que en esa época las cosas eran distintas :) Y bueno el pastel de la abuela es sencillo, pero es de esos que se quedan grabados en la mente y realmente a mi me parecen de mas valor que cualquier tarta moderna, teniendo en cuenta los pocos ingredientes con que se contaba en aquella época! ainssss.. Besitosss Isabel y sigue contándonos estas hermosas historias!
ResponderEliminar¡¡Hola Eva (por cierto, te llamas como mi hermana)!! Creo que de momento ya os he dejado demasiado estupefactos con esta historia, y ya habéis tenido mucha ración, así que dejaré las historias de momento para dejaros descansar, ja, ja. El pastel es delicioso y guardaba la receta desde hace muchos años. Besitos.
EliminarOh que linda história e essas imagens são tão reconfortantes e com cores desta estação.
ResponderEliminarUm bolo bem simples mas com ingredientes tão bons e que são tão fáceis de termos em casa, adoro receitas assim, bem guloso e as fotos cheias de coisas lindas.
Ah!! Gostei de ler a casa dos espíritos!!!
beijinhos
¡¡Hola Sandra!! ¡¡Gracias!! Me alegro que te hayan gustado las fotos. Besitos.
EliminarHola Isabel, madre mía me has dejado "helada" con esta historia que cuentas. Tu madre lo que debió pasar la pobrecita...¡buf! la vida te da tantan hostias... (y perdona la expresión) pero lo tenía que poner. Sobre el desbordamiento del río, me has recordado que a mis pobres abuelos les ocurrió algo parecido..., murieron muchos animales y tuvieron que refugiarse encima del tejado con sus tres niñas.
ResponderEliminarA mí no me han contado cuentos (o por lo menos no lo recuerdo), alguna historia "rara" pero que ni recuerdo.
Oye qué bien queda este pastel, me ha gustado mucho la forma de envolver la masa con el relleno y el resultado final te ha quedado fantástico (como siempre).
Un besito,
Sil
¡¡Hola Sil!! Yo creo que todos nuestros mayores tienen historias bastante curiosas, además, los tiempos eran tan distintos a los de ahora...aunque no te creas, que los desahuciados de ahora, cuando cuenten a sus nietos lo que tuvieron que pasar, puede ser que flipen. Todo va con los tiempos vividos. De todas formas, lo de mis padres me queda muy lejos, pues ni mis hermanos ni yo, habíamos nacido. Iba a contar sólo lo del duende, pues siempre me ha hecho mucha gracia, pero mira, los dedos han seguido tecleando y cuando me he dado cuenta ya lo había contado, ja, ja. ¿Te quieres creer que me cuesta menos contar las cosas a una página en blanco que a una persona real? ¡¡Lo que son las cosas!! Me alegro que te haya gustado el pastel. La crema está muy buena, y la masa, una vez cocinada, es de bizcocho en vez de tipo galleta como la masa quebrada. Besitos.
Eliminar¡Ay Isabel que he leído la historia de El Duende con el corazón cada vez más encogido! Historias de estas he escuchado muchas veces de labios de mi abuela y mi madre le regañaba porque decía que eran cosas de viejas, pero ella curiosamente también hablaba muchas veces de "el duende" como de alguien o algo que seguía a famílias allá donde iban.
ResponderEliminarMe alegro mucho de que en el caso de tus padres el duende no decidiera seguirlos y su suerte cambiara. Es una pena que tus abuelas no pudieran contarte historias, pero ya veo que lo hizo tu madre ¡y estoy muy contenta de que las compartas con nosotros!
Sobre la tarta ¿qué te digo? Tiene un aspecto tan bueno que con toda la alegría del mundo me comía yo ahora un trocito. Gracias por compartir con nosotros esta receta
¡Feliz fin de semana! ¡que en nada llega!
http://losdulcessecretosdecuca.blogspot.com.es
¡¡Hola Cuca!! es muy probable que la historia que te contaba tu abuela, se refiriera al mismo duende de la historia de mi madre. Si dices que vives cerca de donde eran mis padres, supongo que la historia del duende correría como la pólvora por todos los alrededores. Este valle del Duende, está situado en los alrededores de la Agrupación de Mogón, por el pantano del Tranco, cerca de Beas del Segura. Ya se que todo son historias antiguas, pero a veces, la realidad, supera a la ficción. Besitos.
Eliminarque bonito escuchar a nuestros mayores contar sus historias,
ResponderEliminargracias por compartir la tuya no le he perdido detalle y muchas
gracias por regalarnos tu receta.
Un besito
Gracias Mariela!!! Besitos.
EliminarHola isa!!! te he dicho ya que eres una arista y que me encanta tu blog? pues eso, fenomenaaaaaaaaa
ResponderEliminarGracias Masito! !! Qué bueno eres conmigo! !! Besitos y gracias por pasarte por aquí.
EliminarYo creo que algo tengo que tener de Alicia en el país de las maravillas pues me fascinan estas historias y no me canso nunca de escucharlas. Como siempre me voy encantada de visitarte y con una receta sencilla y magnífica. Besos guapa.
ResponderEliminarHola Alicia! !! Menos mal que aún queda alguien que aguante mis historias, ja, ja. Si yo intento no contar tanto, pero cuando me doy cuenta, ya se me ha desatado la lengua. Besitos y gracias.
EliminarCon lo bonito que es el lugar!! que penica!! la historia me estaba encantando hasta que he llegado a lo de tus papis..., pues vaya con el duende porcu... !! menos mal que al ver tu pastel de piñones se me ha pasado la congoja y ahora me encuentro disfrutando de su magnífica pinta. bsos
ResponderEliminarHola Mar!!! La verdad es que a mi también me ha sorprendido lo chulo que es el lugar cuando lo he buscado por Internet. Ahora ese mismo molino es una casa rural y es mas grande de lo que parece por dentro. Besitos.
EliminarLo que hubiera sido un cuento de duendes molineros sin más, se convirtió en una trágica historia familiar a la que has sabido poner el punto dulce (si es que a la tristreza o a los recuerdos tristes se les puede endulzar) con esta maravillosa tarta, torta o pastel de piñones. Me ha encantado tu relato, tu perderte en la ficción para contar la realidad, tu endulzar la parte dura de la vida para dejar asomar la esperanza como el fruto del piñón...blanco y diminuto. Un enorme abrazo, tan tierno, como el resultado de tu pastel.
ResponderEliminarHola Sonsoles! !! Tal vez me tenía que haber quedado en la historia del molinero, pero cuando ya iba a concluir, me ha venido todo lo que mis padres vivieron allí y al final lo he contado. Pero en fin, como tú bien dices, la vida es así y a veces hay que buscar cel punto dulce, aunque se piense que no se pueda. Besitos y gracias.
EliminarHola Isabel, menos mal que tus padres escaparon del duende, porque menudo era el duende ese.... En fin, me ha gustado mucho leerte, la verdad es que escribes tan bien como cocinas, y tanto la historia como el pastel son estupendos. Besos.
ResponderEliminar¡¡Hola Alicia!! Las casualidades de la vida, a veces, dan que pensar. Menos mal que aquella época está muy lejana para ellos. ¡¡Gracias!! Besitos.
EliminarVaya Isa, una historia de las que quitan el hipo. A pesar de los duendes, las riadas y las malas experiencias que tuvieron que vivir tus padres allí, las fotos del lugar lo hacen idílico. Y la receta me parece deliciosa, como todo lo que cocinas. Un beso!!
ResponderEliminar¡¡Hola Noelia!! Yo nunca antes había visto el lugar, y cuando busqué por internet si había algo relacionado con el lugar y vi las fotos, también pensé que era un lugar bastante bonito, pero ya ves, para mis padres no lo fue tanto. Hoy en día, el molino es una casa rural. Besitos.
EliminarHola isabel menuda historia las fotos me encantan y la receta una delicia como todo tu blog un besito guapa
ResponderEliminar¡¡Hola Nati!! ¡¡Muchísimas gracias!! Besitos.
EliminarMenuda historia!!! Me quedo sin palabras es como para escribir un libro.
ResponderEliminarLa receta me parece buenísima para una merienda con un cafetín o un chocolate y quedas de lujo.
Besos cris y Laura.
¡¡Muchas gracias!! Besitos.
EliminarLa receta tiene una pinta estupenda!!! Gracais por compartir las vivencias de tus padres, :)
ResponderEliminar¡¡Gracias a ti por pasarte por mi blog!! Besitos.
EliminarTe juro que se me han puesto los pelos de punta, parecía la película de El resplandor, qué miedo,no ya por la historia que ya me dio miedo sino por lo que tuvieron que pasar tus padres allí, menos mal que la vida sigue y dejaron aquel lugar , la verdad es que te queda el corazón encogido, menos mal que al final lo endulzas con este pastel, que debe estar delicioso
ResponderEliminarUn besazo
¡¡Hola Inma!! Ya ves, la vida, a veces, es tan agria, que no nos queda más que endulzarla. Afortunadamente, son más las cosas buenas que las malas. Besitos y gracias por la visita.
EliminarHola preciosa, me he quedado sin respiración durante un momento, qué terrible experiencia para tu madre...
ResponderEliminarSin duda podrías escribir una trilogía que no tendría nada que envidiar a otras grandes historias, talento no te falta y seguidor@s...aquí nos tienes todas las semanas con la boca abierta y expectantes esperando leer tus historias.
Por cierto este rico pastel debe estar delicioso con el riquísimo sabor de los piñones;)
Un besazo muyyyy grande :)
¡¡Muchas gracias Nines!! No, no, no hay trilogía, ja, ja. Cuando las cosas hacen mucho tiempo que han pasado, son más fáciles contarlas, y más cuando uno mismo no es el protagonista de las desgracias o ni siquiera había nacido, como es mi caso. ¡¡Me alegro que te haya gustado la receta!! Besitos.
EliminarMe gustan mucho las historias que nos cuentas, aunque no siempre sean bonitas como lo que tuvieron que pasar tus padres, pero me alegro que cambiara el destino y lo tengáis superado. La tarta fabulosa con los piñones y el aspecto rústico está para comérsela y no dejar ni una miguita!!
ResponderEliminarUn beso y feliz fin de semana.
¡¡Gracias María!! Besitos.
EliminarPues vaya tela con el duende no? Vaya mala racha para tus padres, aunque la historia de hoy sea un poco agridulce te lo decimos siempre, nos fascinan esos relatos y si ya le sigue un pastel asi mmm que rico!! Un final redondo, besitos!! Cuantomasdulcemejor.blogspot.com.es
ResponderEliminar¡¡Hola chicas!! Pues sí, un lugar para no volver. ¡¡Y eso que el sitio se ve precioso!! ¡¡Gracias!! Besitos.
Eliminaryo quiero probar estar tarta de piñones, me recuerda a mi infancia
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias!! Besitos.
EliminarUna receta de estas que siempre he visto en casa, que buena!!!!!!
ResponderEliminar¡¡Gracias Lolines!! Besitos.
EliminarQue buena que se ve tu tarta.
ResponderEliminarQue ricos los piñones.
Un saludito
¡¡Gracias Mijú!! Me alegro que te haya gustado. Besitos y gracias por la visita.
EliminarUna receta estupenda deliciosa. Desde luego muchas veces la realidad supera a la ficción , pero al final parece que todo mejoró y eso es lo importante. Tienes un blog estupendo. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminar¡¡Hola Clara!! Muchas gracias por pasarte por aquí y hacerte seguidora del blog. Besitos.
EliminarQué buena pinta, Isabel! Acabo de encontrar tu bizcocho por casualidad en Pinterest, y me ha encantado la idea de los piñones. Ahora, leyendo la receta, me gusta todavía más: ¡¡impresionante relleno de crema pastelera!! :-P
ResponderEliminarEste cae más pronto que tarde...
Gracias por la receta!
Besos
¡¡Hola Helena!! Me alegro que te haya gustado, ya ves, tampoco tiene mucho misterio, y los ingredientes son de lo más básicos. Lo mejor, su sabor a tiempos lejanos. ¡¡Gracias por la visita y por el comentario!! Besitos.
ResponderEliminarHola!! A mi familia y a mi nos ha encantado leer la historia del duende, ya que algo muy similar pasó en nuestro pueblo. Aquí también se alojó un duende en la casa de una familia y cansados de todos los problemas que este causaba, decidieron dejar la casa para ir a un sitio más tranquilo. Pero cuando estaban a punto de partir, la madre de familia se dió cuenta de que había olvidado la rueca. Momento en el que el duende se hizo notar y les dijo que no se preocuparan, que ya la había cogido él.
ResponderEliminarEs curioso que se parezca tanto. XD
Un saludo.
¡¡Hola Pastora!! Vaya, las historias son casi calcadas, ja, ja. Ya veo que el "duende" habitaba en muchos más sitios y sigue los mismos métodos. Me pregunto si esa familia decidió quedarse, ya que el duende les seguía igualmente o marcharon. Ya ves, los de mi historia decidieron quedarse y el lugar quedó "embrujado" para siempre. Gracias por compartir tu historia conmigo, me ha encantado conocerla también. Besitos.
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