SPECULAAS

Si alguna vez me queréis traer un regalo de algún viaje, lo vais a tener fácil. Un imán para la nevera con el nombre del lugar que hayáis visitado. Y es que desde hace tres años los colecciono. Tengo que confesar que los imanes siempre me han parecido un souvenir un tanto hortera, para qué nos vamos a engañar, y mira por donde, ahora voy directa a las tiendas típicas de regalos a por ellos.

Afortunadamente, siempre he sido viajera. Primero con el colegio, luego con el instituto, más tarde con amigos, muchos profesionales, con mi pareja y seguro que me iría hasta sola (bueno, los de trabajo casi siempre son sola).
Pero, hace algo más de cuatro años,  decidí tener una hipoteca como muchos de los mortales restantes, y es que ya me veía con esa edad, con un coche propio y un armario lleno de ropa bonita para varias temporadas, un trabajo, un novio, cansada ya de fiestas y salidas nocturnas que me dije: - Este es el momento.

Y cuando ya estaba todo firmado, llegó la Crisis a toda España, subió horrores la gasolina (muy necesaria para mi trabajo), de la talla 38 pasé a la 40 (adiós ropa) y el coche se me murió (es el resumen más práctico que he podido encontrar). Y adiós a viajar.
Así que la idea de los imanes surgió como nuevo proyecto a no poder viajar apenas. Es cierto que aún hemos comprado en estos años algún que otro imán por nosotros mismos, pero ahora son amigos y amigos de nuestros amigos (y hasta gente que no conozco) los que son nuestros proveedores, pues ya es conocido por todos mi afición imanera.

El que más imanes me proporciona es mi cuñado Rafa, quien gracias a él, he podido tener imanes de lugares del extranjero que en otro tiempo yo ya había visitado (en épocas que odiaba estos regalos). Él ha viajado ya por tres continentes y siempre que viaja ( también lo hace muchas veces por motivos laborales), viene con varios imanes para mi. Tengo tantos suyos pegados en uno de esos congeladores de cajones, que ya le he dicho, que cuando quiera decirle a alguien en cuantos países ha estado, que sólo tiene que darles un tour por mi congelador. Estas galletas que os traigo hoy son muy típicas en países de Holanda, Bélgica y el norte de Alemania, tienen un molde especial de madera para hacerlas con grabados de molinos de viento o de Santa Claus. Y esta vez, sí hubiera cambiado los imanes de estos países por unos bonitos moldes típicos para speculaas.

INGREDIENTES: 25-35 galletas aprox   DIFICULTAD:   Fácil  TIEMPO:  30 min Preparación       10-15 min Cocción

-125 g de mantequilla

-150 g de azúcar moreno claro

-la ralladura de un limón

-1 huevo L

-200 g de harina

-50 g de almendras molidas

-1 cucharadita de levadura en polvo

-1 cucharadita de canela molida

-1/4 de cucharadita de jengibre molido

-1/4 de cucharadita de clavo de olor molido

-1/4 de cucharadita de nuez moscada molida

-1/4 de cucharadita de sal

-azúcar glas

1. En un bol amplio poner la mantequilla, el azúcar y la ralladura de limón. Mezclar hasta tener una masa ligera y esponjosa (podéis utilizar la batidora para ello).

2. Batir ligeramente el huevo y añadir también poco a poco mientras seguimos batiendo. Reservar.

3. En otro bol poner la harina, las almendras molidas, la levadura en polvo, todas las especias y la sal. Mezclar.

4. Incorporar esta mezcla a la que teníamos reservada de azúcar y mantequilla. Amasar hasta que esté todo bien mezclado.

5. Terminar amasando con las manos en una superficie de trabajo ligeramente enharinada. Dar forma de bola, aplanar ligeramente, envolver en papel film transparente y dejar en la nevera durante toda una noche.

6. Al día siguiente, sacar la masa de la nevera y espolvorear una superficie de trabajo con azúcar glas. Coger una pequeña porción de masa, espolvorear con un poco de azúcar glas y aplanar con un rodillo. Si tenéis un molde específico para speculaas o alguno similar, espolvorearlo con azúcar glas y presionar en la masa (como se rompe con facilidad podéis meter un poco los moldes con la masa ya en ellos en la nevera para que se enfríen y se desmolden mejor).

7. Si no tenéis molde, hacer unas bolitas de masa, aplanar y enfriar de nuevo unos minutos. Sacar, espolvorear con azúcar glas y dar la forma deseada. 

8. Precalentar el horno a 180º C. Depositar las galletas separadas entre sí,  en una placa de horno forrada con papel de hornear. Hornear a 180º C con calor arriba y abajo durante 10-15 min, según el grosor de la galleta o hasta que estén doradas.

NOTA: So os gustan muy crujientes, haced una galleta fina, el azúcar glas le dará una textura caramelizada y os quedará una galleta de sabor extraordinario.