Tarta de Manzana y Calvados

Pues ya tenemos el otoño aquí, y esta vez ha sido bastante puntual, dejando atrás ese veroño al que estábamos acostumbrados. Ya sabéis que me encanta el otoño, me activa y me imagino siempre a mí misma metida en casa, rodeada de calabazas, horneando pastelitos o disfrutando de largos paseos al atardecer y contemplando los bonitos colores del otoño que la naturaleza nos ofrece. Pero nada de eso, todo está en mi imaginación. Lo cierto es que no me da tiempo a hacer nada de eso y sigo suspirando por un otoño así. 

Bueno, ¿cómo ha ido el verano? Espero que bien. El mío, más o menos como el de la mayoría, extraño y pasando los días a ver si algún día llega esa deseada normalidad de verdad, sin este odioso virus. 

Y el otoño, es cierto que son calabazas, boniatos, kakis, colores terrosos y anaranjados que son imprescindibles en esta época, pero también me recuerda a las tartas de manzanas. Así que, otro año más, empiezo con una tarta de manzana casera. En esta ocasión le he puesto un vino muy común en Francia, el calvados, un vino que se calienta directamente de la sidra, por lo que, si no tenéis este vino, bien podéis utilizar sidra y veréis que bien le va a ir a esta tarta. 

Pues nada, con esta receta empiezo la temporada del blog. Gracias a todos por estar ahí de nuevo, sé que va a ser un "curso" bloguero bien movido y tal vez algo atípico, aunque intentaremos que en el blog se note lo menos posible y podamos seguir nuestra rutina con normalidad. 

 

INGREDIENTES: 6 personas  DIFICULTAD: Fácil  PREPARACIÓN: 15 min  REPOSO: 30 min  COCCIÓN: 45 min

Para el relleno:

-3 manzanas

-2 cucharadas de zumo de limón

-6 cucharadas de calvados (o sidra, licor de manzana, zumo de manzana...)

-2 cucharadas de azúcar

Para la masa sablé:

-400 gr de harina

-100 gr de almendra molida

-50 gr de azúcar

-250 gr de mantequilla fría sin sal

-2 huevos

Para decorar:

-leche para pincelar

-azúcar para espolvorear

-nata monada para decorar (opcional)

1. Lava, pela y descorazona las manzanas. Pártelas por la mitad y pon en una fuente apta para el horno. 

2. Riega las manzanas con el zumo de limón, espolvorea con las dos cucharadas de azúcar y el calvados, sidra o lo que vayas a utilizar. Cubre con papel de horno y cuece a 180º C con calor arriba y abajo durante 20 minutos. Deja enfriar por completo.

3. Ahora, prepara la masa sablé, para ello, pon en un bol la harina junto con la almendra molida, el azúcar y la mantequilla cortada en trozos. Amasa con los dedos hasta conseguir una textura tipo serrín. Lo mejor es ir deshaciendo la mantequilla entre los dedos junto con los otros ingredientes. 

4. Incorpora los huevos e integra hasta que se forme una bola pero sin amasar en exceso. 

5. Cubre la bola de masa con papel film transparente y reserva en la nevera para que enfríe durante 30 minutos. 

6. Enharina una mesa de trabajo y pon la  mitad de la masa en ella. Enharina también un rodillo y extiende la masa de forma redondeada. 

7. Engrasa un molde redondo de unos 22-24 cm. Pon la masa encima del molde y acomoda bien. Pon encima las mitades de manzana con la parte cortada hacia abajo y separadas un poco entre sí. 

8. Enharina de nuevo la mesa de trabajo y estira la otra mitad de la masa. Cubre el molde con la masa. Acopla bien la masa, sobre todo donde están las medias manzanas para que se queden acopladas. Con un cuchillo afilado, haz un agujero en la capa de arriba para que la tarta transpire en el horno. 

9. Pincela con un poco de leche la superficie y espolvorea con azúcar, sobre una cucharada sopera. Hornea en horno precalentado a 180º C con calor arriba y abajo durante 30-35 minutos. Si ves que se pone muy morena, cubre con papel de aluminio para que la masa se cocine bien. 

10. Deja enfriar la tarta y a la hora de servir, rellena el hueco con un poco de nata montada con azúcar. También le he puesto unas rodajitas de manzana sin pelar. Si sobra, puedes reservarla un día más fuera de la nevera pero, después, tendrás que reservarla en la nevera. Al llevar fruta es necesario guardarla en la nevera al partir del segundo día, pero la galleta, pierde el toque crujiente.