Hola a todos. Aquí estoy de nuevo, por lo menos lo voy a intentar, aunque sigo sin mucho tiempo, pero no quería despedir mi blog después de 10 años de esta manera, y si alguna vez lo dejo definitivamente, que sea por que ya no me motiva como me motivaba.
Pero este año ha sido muy duro, y no sólo por el trabajo. Un día, a mediados de febrero, mi vida cambió por completo cuando una noche de madrugada llamó a la puerta mi suegra diciendo cosas increíblemente extrañas. Era Alzheimer, una enfermedad con la que no estaba nada puesta, que sólo conocía de oídas y casos nada cercanos. Es verdad que notábamos que le fallaba la memoria, pero como nunca ha sido muy colaboradora, es muy suya y con un gran genio, nunca nos hizo caso en que le fallaba la memoria, hasta que un día explotó y las alucinaciones eran muy fuertes y nos llevó a mi marido y a mí de cabeza. Luego, hay que sumarle, en que aquí estamos solos, todo depende de nosotros y mi vida cambió por completo, sin libertad para ir, ni venir, ni poder irme un fin de semana aunque fuera a casa de mi padre unos días. Nunca me he sentido tan atada de pies y manos. El que ella no cediera en nada, "el yo estoy bien, no tengo ninguna enfermedad" es la tónica de todos los días. Los cuidadores, todos han terminado en la calle, el último, a penas si duró dos semanas. Una locura en la que seguimos inmersos. Desde fuera he visto esta enfermedad de otra manera, desde dentro, es lo peor que me ha pasado, pues afecta a tu libertad y a tu día a día. El proceso de ayuda social también es muy, muy lento, y todavía estamos en proceso y ya veremos cuando termina este proceso tan largo. Mi suegra tampoco es una persona muy mayor. Y sólo cuando viene mi cuñado de vacaciones algunos días desde Inglaterra, es cuando podemos escapar de esta locura en la que estamos inmersos.