OLLA DE POLLO Y LANGOSTINOS

De cuando somos niños, a veces recordamos cosas o momentos, que no son nada trascendentales, y otras importantes, las llegamos a olvidar hasta que alguien próximo te lo recuerda. Podemos recordar que un día nos dejaron ver la televisión casi todo el día, y no recordar que rompiste el jarrón preferido de tu madre y te calló un castigo impresionante, hasta que un día, recordando cosas en familia, sale la anécdota. Pero así es la mente infantil.

Claro, pero si la anécdota es INCREÍBLE, la recuerdas por el resto de los días. Y eso que yo soy la persona que conozco que menos cosas recuerda de su infancia (para mí fue feliz y ya está). Pero, el saco de patatas de la foto, me la ha vuelto a recordar.

En otras ocasiones os he contado que  he vivido en Contreras, un lugar muy distinto a todos los pueblos que he vivido o conocido. Realmente no era un pueblo en sí, pero tampoco una aldea, en verdad era el lugar donde solamente vivían los trabajadores y familia, de la fábrica de cementos que allí había. Era un pueblo nuevo creado exclusivamente para ese fin. Y con las casas se creó un hospital, un cine, un bar, un economato, una iglesia, una piscina, un cuartel de la guardia civil y un colegio. 

Yo hice parte de la E.G.B en ese colegio. Las ventanas del colegio eran grandes y daban al campo de fútbol. Y este campo era muy grande, pues también era el campo de fútbol del pueblo, no sólo del colegio. Os he puesto una foto más abajo, aunque ahí estaba recién abierto y yo ni había nacido. La foto está hecha desde el campo de fútbol.

Un día primaveral, a principios de abril, como hoy, estábamos escribiendo un dictado, cuando uno de mis amigos dejó el lápiz y se asomó corriendo a una de las ventanas. Un carro de combate militar acababa de entrar en nuestro campo de fútbol. Todos nos quedamos de piedra y nos agolpamos en las ventanas (incluida la maestra). Un militar bajó del tanque y empezó a observar el lugar. A los 5 min. empezaron a llegar camiones militares por todos lados. Al poco tiempo, los militares empezaron a montar una tienda de campaña enorme en el centro. Poco después empezaron con las pequeñas.

Y llegó la hora del recreo y como siempre nos fuimos al campo de fútbol.

Nos mezclamos entre los militares mientras ellos colocaban todas sus cosas. La tienda de campaña grande resultó ser la cocina-comedor. Yo me metí en ella, nadie nos dijo que nos fuéramos ni nada por el estilo. Todos pululamos por allí como si de hormigas se trataran. En la cocina vi los mayores sacos de patatas que haya visto jamás (ni en los grandes supermercados). Y, a pesar de los meses que los militares estuvieron viviendo en nuestros campo de fútbol, y nuestra relación diaria con ellos, lo que con más nitidez recuerdo, son los numerosos sacos de patatas que allí había. Aún hoy, me resulta increíble. Seguro que los que vivieron esos días, recuerdan mejor el tanque o las metralletas que llevaban, y ninguno recordará las patatas, pero así es la mente infantil.

Supongo que os preguntaréis qué hacían allí los militares. Pues, no sé. Sólo que un buen día se fueron y tiempo después volvieron, pero se ubicaron en otro lugar del pueblo.

INGREDIENTES:   4 personas    DIFICULTAD:  Fácil

Para el marinado:

-600 g de pollo

-3 ó 4 dientes de ajo

-el zumo de una naranja

-1 hoja de laurel

-sal y pimienta

Para la olla:

-800 g de patatas

-300 g de langostinos cocidos

-1/2 pimiento rojo

-2 cebollas dulces o cebollitas francesas o similar

-200 ml de cerveza

-aceite para freír

-sal y pimienta

-perejil 

1. Primero preparamos la marinada:  Cortar el pollo en trozos (yo he usado pechuga, pues es lo que tenía en casa, pero os recomiendo que uséis otras partes del pollo también). Poner en un bol junto con el ajo picado, el laurel, el zumo de naranja y sal y pimienta al gusto. Mezclar y dejar reposar 30 min.

2. Para la olla:  Pelar las patatas y cortarlas en trozos no muy grandes. Poner en una sartén abundante aceite y freír las patatas pero dejándolas un poco crudas. Reservar en un plato con papel absorbente.

3. Mientras se hacen las patatas pelar los langostinos. Reservar. Cortar el pimiento en cubos y pica las cebollas muy menuditas.

4. Poner los tozos de cebolla en una olla baja y amplia. Incorporar el pimiento. Reservar.

5. Escurre el pollo reservando la marinada. Fríe el pollo en el mismo aceite en que hemos frito las patatas. Ve añadiendo el pollo a la olla según se vaya friendo. Colocar también las patatas.

6. Coloca también por toda la olla los langostinos pelados. Regar todo con el líquido de la marinada, la cerveza y 5 cucharadas soperas del aceite donde hemos frito las patatas y el pollo, previamente colado. Añadir un poco de sal y pimienta. Tapar la olla y cocer 30 min. Remover de vez en cuando con una cuchara de madera. Decorar con perejil picado y servir enseguida.

NOTA: Os sorprenderá el sabor de las patatas, quedan riquísimas. Si lo deseáis, podéis prescindir de los langostinos.